
El Druida en "Diablo IV" es una clase altamente adaptable y diversa, ofreciendo una amplia selección de habilidades y posibilidades para diferentes construcciones. Estas habilidades se dividen en varias categorías:
Habilidades Básicas: Generan el recurso "Espíritu" y son esenciales para el combate. Incluyen ataques como "Maul", "Claw", y "Storm Strike".
Habilidades Centrales: Consumen Espíritu para realizar ataques más potentes, como "Tormenta de Relámpagos", "Tornado", y "Desgarrar".
Habilidades Defensivas: Se centran en proteger al Druida, ya sea reduciendo el daño recibido o incapacitando enemigos. Ejemplos son "Armadura de Ciclón" y "Baluarte Terrestre".
Habilidades de Compañero: Invocan criaturas como lobos o cuervos que atacan automáticamente a los enemigos. También tienen un componente activo que ordena a las criaturas realizar una acción ofensiva especial.
Habilidades de Ira: Son habilidades con tiempo de reutilización medio que infligen daño en un área grande. Se recomienda usarlas siempre que estén disponibles.
Habilidades Definitivas: Tienen tiempos de reutilización muy altos y deben usarse sabiamente para obtener el mejor rendimiento.
Las habilidades pasivas del Druida ofrecen mejoras en las capacidades defensivas y ofensivas, y se desbloquean a medida que se asignan puntos en el árbol de habilidades. Incluyen habilidades como "Corazón del Salvaje", "Abundancia", "Impulsos Salvajes" y "Instinto Depredador".
Las habilidades del Druida pueden adaptarse para enfocarse en envenenar enemigos, invocar y potenciar compañeros, o maximizar el daño elemental a través de habilidades de tormenta y naturaleza, entre otras estrategias, permitiendo una gran flexibilidad en la construcción del personaje y en el estilo de juego


